Negruzzo

Hola de nuevo, gente. Muchas cosas que contar y poco tiempo para ello. Para empezar, podria deciros que escribir en un teclado esloveno es una nueva (y frustrante) experiencia para mi. Sin la enye puedo sobrevivir, pero cambiar la posicion de las letras es realmente una dificultad.
Supongo que lo logico seria que empezara por la parte de Italia: Tras once horitas de coche de nada, llegamos a Negruzzo. Es un pueblecito perdido en las montanyas que hay entre el valle del Po y Genova. Ya os imaginais, de esos en los que viven cuatro abueletes y que cada invierno se queda aislado por la nieve. La noche de llegada, una estupenda cena con Polenta (N. del R.: Un emplasto compuesto de maiz que sustituye ventajosamente al cemento-cola tanto en las aplicaciones constructivas como en las culinarias), cuyos sobrantes serian fritos el dia siguiente para comer.
Nuestra principal actividad en esos dias fueron, aparte de algun paseito por la carretera, una integracion intensiva en el folclore local, incluyendo piffero (una especie de dulzaina menos hostil), acordeon, mas vino del que fueramos capaces de asimilar y mas canciones de las que fueramos capaces de soportar. Mencion especial para Bertasso, que sus 84 anyos es una muestra viviente del folclore de la region, capaz de cantar durante horas siempre que su copa este llena.
Aparte de tan amenas sesiones, un dia fuimos a Genova, que consiste en tomar unas cuantas maravillas como las de Florencia, rodearlas de edificios tan feos como los de Atenas u Hospitalet, y amontonarlo todo al estilo de la periferia de Bilbao. Los otros invitados en Negruzzo hicieron un viaje a Milano, pero ante el temor a asistir por la noche a otra entranyable velada, decidi poner rumbo a Ljubljana y emprender mi viaje en solitario.